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miércoles, 31 de mayo de 2017

FRAGMENTOS DEL LIBRO MAGIA AUSTRAL EN TORNO AL SIMBOLISMO DE LA PIEDRA (Sergio Fritz)


(Piedra Santa de Malalcahuello, en zona mapuche. FUENTE: http://www.pulmawe.cl/)

Uno de los cultos más antiguos de la humanidad es el de la piedra, siendo además universal. No hubo pueblo que de una u otra forma careciera de piedras consideradas sacras, a las que le hizo libaciones, las considerase como entes vivos y recurriese a ellas en sus peticiones. Ejemplos son los menhires, piedras alargadas con clara connotación fálica, relacionadas con la fertilidad. Las características propias de la piedra, en especial su firmeza y solidez, han determinado que sea la mejor muestra de estabilidad y perennidad. Corresponde a lo eterno y también a la certeza, lo inamovible; siendo por tanto en un contexto nórdico el equivalente a la runa Othala. En el área semítica, por su parte, ya desde los primeros tiempos sus pobladores sentían devoción por los betilos (palabra que proviene de beth= morada y El=dios), piedras que podían provenir del cielo (aerolitos) o de volcanes, que eran usadas como talismanes. Para la antigua religión griega un concepto asociado a la piedra era Omphalos (betilo, que cubierto en un tejido, la diosa Gaia dio a Cronos para engañarlo, haciéndole creer que ese era su hijo), el cual se resguardaba en el templo de Delphos y que era apreciado como símbolo de la centralidad, el ombligo del mundo3, pues permitía comunicar a los vivos con los muertos, de forma parecida a lo que ya vimos ocurría con el árbol en el rito mapuche del “descanso”. En Roma se adoraba a la Piedra Negra o Magna Mater, que por sugerencia de un oráculo fue llevada desde Asia Menor a la capital del Imperio, pues tenía mucha fama de ser beneficiosa dado que se relacionaba con la diosa Atargatis. Más conocido que los anteriores es el nexo entre la “piedra negra” y los musulmanes. A pesar que éstos dicen no adorar sino a Allah (Dios), sin embargo realizan circunvalaciones en torno a la Kaaba (cubo), donde está la piedra negra, la cual el ángel Gabriel le habría entregado a Abraham. De importancia para nuestros estudios es la llamada “Pedra da Serpe” (Piedra de la Serpiente), ubicada en Gondomil, La Coruña, España. Es una piedra que contiene labrada una serpiente alada, lo cual ha llamado profundamente la atención de los investigadores dado que no existe algo semejante en el imaginario o en elementos líticos precristianos en Europa, a diferencia de lo ocurrido en América precolombina con Quetzacoatl maya-azteca y Katari aymará.

Chile no está excluido de tal devoción. Y así la piedra define no sólo al territorio (son múltiples los lugares que se denominan conforme a las piedras: Cobquecura, Curanipe, Curacaví, Quilicura, Curacautín, etc.), sino a las comidas, el fervor religioso, las armas, etc. En muchos casos son las moradas de espíritus, que deben ser respetadas cuando se pasa cerca de ellas. También las piedras son concebidas como los antepasados, es decir los indios que en la batalla dada entre las dos serpientes míticas Cai Cai y Threng Threng, no alcanzaron a sobrevivir, siendo transformados en materiales líticos. En lugares como Chiloé se las frota, para dar fecundidad al campo. Así, puede afirmarse que las culturas que habitaron y habitan el territorio chileno no pueden concebirse sin ellas.

La zona austral cuenta con un notable número de piedras sagradas, una de las más importantes es la llamada Retrincura4, ubicada entre Curacautín y Lonquimay. Tal es el respeto hacia esta que los viandantes le dicen “Padre Retrincura”, pues se piensa que dentro de ella habita un gran espíritu tutelar.

“Los que viajan por ese boquete, que son los que van i vienen de la Arjentina, dejan al Dios Retricura sus ofrendas dentro de los hoyos, consistentes estas en dinero, cigarros, pan, carne, etc., i si nada de esto llevase el transeunte, le dejará como único tributo una ramita tierna de algún árbol inmediato, pero siempre algo”5

En Río Bueno existe un complejo ceremonial huilliche donde estaría la “casa” del Señor Juanico (“el agua de Juan”), la que yace cerca de una vertiente, del río Muticao, compuesta por unas pequeñas cuevas; en estas Juanico se comunicó con lo sagrado, transformándose en piedra.

Existe además el monolito de Curalhue, el cual es habitado por un espíritu del mal que se venga de quien no realice la oblación consuetudinaria6. El investigador Alejandro Cañas Pinochet señala sobre este objeto: “Los indios dicen que esta piedra tiene su calcu, que es, según ellos, un espíritu invisible, capaz de hacer bien i mal, que nosotros hemos traducido impropiamente por brujo”7.
Mencionada por Tomás Guevara, la piedra Kakukura8, tiene una singularidad que merece ser indicada. Dejemos que sea el mismo araucanista quien nos hable de ella:

“En el lugar de Trompulo, en el camino de Quepe a Llaima, cerca del río Allipén, existe la piedra que los indíjenas llaman kakukura o piedra bruja…

“Es creencia esparcida por esa comarca que en la piedra habita un brujo, de lo que proviene su nombre. Cuando se ha oscurecido i algún viajero pasa por ahí, asústase su caballo i queda parado como si una fuerza poderosa lo detuviera. Mui cerca vive el cacique Paillao, dueño de esas tierras e intermediario entre la piedra i la jente que por ahí trafica. El viajero detenido pide el paso al cacique, el cual trae una luz i hace una invocación que en síntesis es como sigue: “Déjalo pasar, es amigo i no viene a causarnos daño ni a robar nuestros animales”. Debe suponerse que la piedra merece la veneración i las ofrendas de los indíjenas”9 .

Otra piedra reverenciada en zona huilliche sería la del Tatita Wentiao (Wentellao o Huentreyao), en Pucatrihue, en la costa de Osorno, a la que nos referiremos con mayor detalle en el capítulo del agua.

1 Hemos preferido dejar para el próximo volumen el análisis exhaustivo del kultrún dadas sus implicaciones mágico-operativas.
2 Palabra aquélla traducida comúnmente como “timón del terror”, que probablemente provendría del signo de la égida griega (αἰγίς, aigís), escudo que para causar miedo utilizaba la figura de la medusa.
3 En la Isla de Pascua encontramos una estructura ritual compuesta por una piedra central y cuatro a su alrededor, llamado Te pito o te Henua, que se traduce como “centro del universo”.
4 Retrincura según Evelio Echeverría significaría “piedra de amparo”. Ver ECHEVERRIA C., Evelio. Leyendas de los Andes de Chile. Op. cit., p. 104.
5 CAÑAS PINOCHET, Alejandro. El culto de la piedra en Chile i en otras partes del globo. Conferencias dadas en la Sociedad Cientifica de Chile. Imprenta Cervantes, Santiago, 1902, p. 24.
6 GUEVARA, Tomás. Folklore araucano. Imprenta Cervantes, Santiago, 1911, p. 214.
7 CAÑAS PINOCHET, Alejandro. El culto de la piedra en Chile i en otras partes del globo. Conferencias dadas en la Sociedad Cientifica de Chile. Op. cit., p. 25.
8 A nuestro juicio sería más preciso llamarla Kalkucura.
9 GUEVARA, Tomás. Folklore araucano. Op. cit., p. 214-215.

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