
“Si
prestas atención y se abre tu ser a la experiencia, lo extraño
puede deslizarse en tu espacio existencial.”
(Paul
Stoller)
Quiero
partir este capítulo con una frase del antropólogo Paul Stoller,
que me es cara. Se trata de una invitación a la experiencia y a que
el mundo nos embargue. Solemos ocupar el planeta; pero, quizás sería
mejor que este (más sabio que nosotros), inunde alma y cuerpo
humanos. Además es un llamado a la sorpresa, al asombro. Lo que
Stoller califica como “lo extraño”, es lo que denomino “lo
Otro” o “Lo No Visible”. La sustancia mágica que está allí,
esperando siempre. Es el universo de lo transracional, poblado de
seres… o Espíritus.

Esta
mutua relación entre el humano y el mundo se da a través de la
percepción. Ella “revela, es decir, permite que el ser se ilumine
y dote con ello de sentido todo nuestro entorno. Se diría que el
mundo se llena de sentido en virtud de una actividad perceptiva
orquestada por nuestro cuerpo. Esta revelación de sentido no sería
posible si la percepción no estuviera ligada al mundo como una
totalidad, ya que somos como una continuación del mundo. Bajo esas
condiciones, la percepción está encarnada en el corazón mismo del
mundo, y, en el momento en que el hombre se prolonga a la realidad,
realiza un quiasmo (cuerpo –X– mundo), pues lo que percibe es
también percibido. Descartes había ignorado esto en la Dióptrica.
De manera que estamos atados por todos lados al mundo, pues ver es
también ser visto: así, por medio del quiasmo estamos expuestos a
la realidad”.
Ver
es también ser visto… Y así como observamos al mundo, este nos
observa.
Para
entender como se accede a los Espíritus, puede ayudarnos en este
camino
un
concepto de Henri Corbin (filósofo francés que se dedicó a traer a
Occidente la potente sabiduría del antiguo Irán, miembro del
Círculo Eranos y el primer traductor de Heidegger al francés):
el mundo imaginal
(al´alam
al mitâli)
.
Se
trata de un reino donde se fusiona lo Visible con lo Invisible, el
Cuerpo con el Espíritu. Es un puente o lugar de intersección. Es la
escalera de
Jacob, por donde suben y bajan los ángeles. Donde se realiza el gran
intercambio energético y de conocimiento entre los mundos celestial
y terrenal. Para mí es la mejor explicación para la comprensión
por qué Mahoma (Muhammad)
viaja a los siete cielos o por qué ciertos profetas viajaron al
cielo, en ambos casos sin morir o desvanecerse. Lo imaginal
se presenta como la corporización del espíritu y la
espiritualización del cuerpo.
El
brujo viaja por
el
mundo imaginal
hacia el Aquelarre. Allí se empapa de saber y experiencias. Cruzar
el Umbral es atravesar lo imaginal.
Y este nexo faculta el traslado sin una mutación destructiva del
ser.
Lo
imaginal
no es lo imaginario, en el sentido de “falso”, “ilusorio”, o
“irreal”. Es el terreno de fusión entre el espíritu y lo
corporal. Y es allí donde los brujos viajan, en la búsqueda de
poder, placer y saber.
Ya
dilucidado donde ocurre el milagro de comunicación entre el brujo y
el espíritu, es necesario definir lo que es un espíritu, desde la
perspectiva de Brujería Tradicional. Y lo haremos de la siguiente
manera: todo ser que habita la realidad de lo Otro, y que puede
manifestarse (visible, táctil y/o auditivamente) en este plano, e
incluso mantener comunicación con una persona bajo ciertas
condiciones. Dependiendo sus cualidades y poderíos, pueden ser
Espíritus Mayores o Menores. Otra clasificación es la que distingue
entre Espíritus Protectores y Espíritus Dañinos. También de
Espíritus Benefactores y Espíritus Negativos. Lo notable de las
anteriores tipologías, es que pueden aplicarse para la totalidad o
mayoría de sistemas de creencias.
Es
importante señalar que los nombres, como además las características
y las formas de comunicación, variarán obviamente de acuerdo a los
contextos culturales, lo cual siempre ha sido sabido por la B.T.
Algunos
ejemplos de espíritus son: dioses, totems,
elementales, parientes fallecidos, los “familiares”, etc.
NOTAS:
fritz.sergio@gmail.com